domingo, 28 de diciembre de 2008

Robin Hood... el alma de Sherwood...



No puedo negar, (tampoco quiero) que una de mis tareas pendientes en esta vida es visitar el bosque de Sherwwod.
Viajar a la ciudad de Notthingham y contemplar el hogar de uno de mis personajes literarios favoritos. Un héroe mitad historia-mitad leyenda que te invita a transportarte a lo más profundo del bosque y seguir de cerca al defensor por excelencia de pobres y oprimidos. Un vigilante incansable que se confundía con el verde de los árboles con el arco siempre presto y atento.
Más de un noble transeúnte o rico y adinerado comerciante perdieron todos sus bienes al adentrarse en el territorio de este incansable vigilante y sus compañeros fugitivos, siempre prestos al buen humor y gastar la más graciosa broma mientras despojaban de sus riquezas al adinerado de turno.
Auténtico campeón con el arco, su puntería era digna de la más grande de las leyendas, y a más de uno sacó de un apuro con un una de sus flechas, a la vez que otros muchos rufianes ya no pueden contarlo por tener una de ellas clavada en su garganta.
Fantasía o realidad, no puedo evitar una sonrisa cuando imagino aquel legendario combate sobre aquel tronco de fresno entre Robin y aque rechoncho y pícaro fraile, el padre Tuck, armados de palos y ingeniosos insultos.

En tu memoria, dedico hoy estas palabras querido Robin... tú y tus compañeros fugitivos de Nottingham, ya formáis parte de mis sueños...


Namarië

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